viernes, 11 de diciembre de 2015

Si las personas que padecen anorexia se miran al espejo y se ven obesas, aunque se les marquen los huesos bajo la piel y sufran una delgadez límite, a los megaréxicos les ocurre exactamente lo contrario, no son capaces de percibir su exceso de peso, encuentran su físico agradable, y no sólo no se preocupan por la línea, sino que se atiborran de comida poco saludable, como dulces y grasas. Son obesos malnutridos, que cada vez comen más y peor.

Es un trastorno alimentario menos conocido que la anorexia, la bulimia o la vigorexia, pero no por ello menos grave. Además, teniendo en cuenta que la obesidad es un fenómeno en aumento, que afecta ya a más de 500 millones de personas en todo el mundo, es posible que muchos individuos con sobrepeso sean megaréxicos no diagnosticados, que terminarán siendo obesos si no toman conciencia de su problema y rectifican su estilo de vida a tiempo. Los megarexicos muestras muchas características como por ejemplo:


  • Se alimentan mal. Las personas que sufren megarexia tienden a ingerir grandes cantidades de comida chatarra, altas en “calorías vacías”.
  • Están contentos. Debido a la distorsión de su esquema corporal, se sienten orgullosos de su aspecto físico, pues opinan que su exceso de peso es sinónimo de salud y vitalidad.
  • No hacen ejercicio. Se ven sanos, por lo que no consideran necesario realizar ninguna clase de actividad física, o someterse a dieta.
  • Evitan las fotos. En su dinámica de autonegación evitan a toda costa fotografiarse, para no ver un reflejo real de cómo se lucen en lo físico.
  • No van de compras. El hecho de probarse ropa de tamaño “muy grande” les hace caer en sentimientos de tristeza y desconcierto, por lo que lo evitan.
  • Se excusan. Tienden a justificar su peso bajo otras enfermedades, como los problemas de tiroides, indica la Unidad de Apoyo Psicológico a la Persona con Obesidad (UAPPO).
  • Sufren mareos. Debido a la falta de nutrientes en su organismo, ya que casi no comen frutas o verduras, suelen tener constantes mareos y tensión baja.
  • Son hostiles. Con las personas que los rodean. Además manifiestan un odio hacia el mundo que los critica, y en ocasiones hacia ellos mismos (cuando tienen momentos de lucidez y saben que están mal).


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